viernes, septiembre 30, 2005

REGALO DE LA DISCORDIA

De verdad que a veces cuando una dice "sientete como en tu casa", algunas personas se lo toman muy a pecho. Recientemente, llego a casa mi amiga "fran" (vamos a llamarla así) con un regalo para mi, ¡ceniceros!. A mi, que no fumo me regala ceniceros.

-Pero esta vez acuérdate dónde los guardas- me dijo en tono de reprimenda.
-Y esto ¿a santo de que?- le pregunté yo
-Bueno, que la gente viene y es feo que deje los residuos en un plato- me respondió ella. La verdad, yo sentía que la paciencia se me iba, porque sus ceniceros núnca los he perdido, están escondidos y con un único fin ¡no dar pie para que fumen dentro de la casa!
-Fran- le digo yo -tu sabes que nosotros no fumamos-
-Hay si, ¡pero no podí prohibir que fumen!- me dice con un tono entre burla y recriminación.
-Fran- vuelvo a decir yo -en mi casa ¡no se fuma!-
-Pucha que eres fome- me dijo ya un tanto molesta
-Mira- le dije yo -tengo tres razones por las que no se fuma aqui, y te las detallo de menor a mayor. Primero creo que como dueña de casa, puedo darme esa pequeña libertad. Segundo, la casa queda toda hedionda a cigarro y cuesta tanto sacarle el olor y por último y lo más importante, mi hija acaba de cumplir dos años y no voy a ser yo quien le contamine el aire. Y no me salgas con eso de que se tiene que acostumbrar porque cuando crezca ella tambien va a fumar, porque mientras este chica las cosas van a ser así- se fue de la casa un poco enojada conmigo. Mañana en la mañana la llamo para que conversemos ¡seguro en un par de dias se le pasa! eso si espero que no quiera hacer las pases trayendo de regalo mas ceniceros.